Un día antes de que el cuerpo de Ariel Millar fuera descubierto en la costanera de Curiñanco, su padre presentó una denuncia por presunta desgracia en la Policía de Investigaciones de Valdivia. Esto ocurrió alrededor de las 12:30 horas del 18 de marzo.

Según la denuncia, Ariel, de 26 años, había desaparecido desde el sábado 16 y su teléfono celular estaba apagado. Se indicó que había salido del supermercado Teja Market, donde trabajaba los fines de semana, y nunca regresó a casa.

Durante la investigación, de acuerdo a Radio Bio-Bio, se entrevistó a una compañera de trabajo de Ariel, quien reveló que después de su turno, él tenía planeado encontrarse con un hombre que había conocido a través de la aplicación Grindr. Este individuo, identificado como Rubén, insistía en el encuentro y había enviado mensajes sugestivos, afirmando haber estado "practicando cosas nuevas".

La colaboración de la compañera de trabajo fue crucial para avanzar en el caso. Las autoridades lograron ubicar la cabaña de Rubén y descubrieron el cuerpo de Ariel semienterrado cerca de allí. La autopsia reveló que había sufrido ocho heridas cortopunzantes y un golpe en la cabeza.

Rubén fue detenido y posteriormente confesó el crimen en menos de 24 horas.

TESTIMONIO DEL IMPUTADO

Según su testimonio, Rubén y Ariel se habían conocido casualmente en la costanera de Valdivia, donde entablaron una conversación. Más tarde, se volvieron a encontrar en la aplicación Grindr, aunque Rubén afirmó que él solo la usaba para comprar drogas: “Mi amigo, como broma, subió una foto mía a mi perfil”, dijo.

Sin embargo, continuaron coqueteando y Rubén invitó a Ariel a su cabaña en la calle Errázuriz: “Yo me considero heterosexual. Sin embargo, le seguí el juego a lo que me decía”, confesó.

El tercer encuentro entre ambos tuvo lugar el 16 de marzo, donde, según Rubén, Ariel intentó avanzar físicamente, lo que provocó una pelea que culminó en la muerte de Ariel a manos de Rubén. De acuerdo a su testimonio, el supuesto homicida le respondió a la víctima: “Gracias a ti me di cuenta de que no soy maricón como voh”.

Fue en ese momento que el fatal agresión inició. Según el relato, Ariel habría tomado uno de los cuchillos que había en la cocina, por lo que Rubén agarró otro, ya que sintió “que tenía que defenderse”.

Ariel terminó con 8 heridas cortopunzantes, entre ellas una mortal, la cual llegó justo en la carótida. Asimismo, luego de ser apuñalado, Rubén tomó una pesa de 12 kilos, mientras la víctima agonizaba: “Levanté la pesa y le pegué lleno en su cabeza”.

Tras aquello, el autor confeso le habló a sus amigos y escribió: “Me mandé la mansa cagá”, luego de haber tapado la cara de la víctima con un polerón y puesto una almohada para que no escurriera la sangre en el piso.

Rubén intentó encubrir el crimen deshaciéndose del cuerpo de Ariel (junto a la ayuda de un segundo involucrado llamado Leandro) y tratando de vender sus pertenencias -celular y el auto a 3 millones de pesos-. Sin embargo, la policía lo arrestó antes de que pudiera escapar de la ciudad.

El caso ha generado controversia en cuanto a la motivación detrás del crimen. Mientras la fiscalía sugiere que el asesinato podría estar relacionado con la orientación sexual de la víctima, la defensa argumenta que Rubén actuó en defensa propia y que Ariel tenía una edad mayor y una estatura física superior. 

Hasta el momento, Rubén y otro individuo identificado como Leandro son los únicos imputados por el crimen, con Rubén bajo prisión preventiva y Leandro bajo arresto domiciliario total. La investigación continúa para esclarecer los detalles del trágico suceso.